Comprende las siguientes actividades: relevamiento y estudio del problema: localización de focos de colonización (cuevas o madrigueras); evaluación del grado de infestación; elección del producto (raticidas de acción rápida o lenta, polvos de contacto, pastas adhesivas, cartuchos fumígenos), y de los métodos (colocación de cebos, pastas, tramperas, fumigaciones, etc.). Invariablemente estos trabajos requieren medidas que contribuyan a impedir el acceso de roedores desde el exterior, como por ejemplo, cierre de aberturas, control de desagües, áreas linderas, vías de acceso, etc.
Después de realizarse estos trabajos es imprescindible efectuar servicios de desinsectación. Entre otros motivos, porque al morir estos animales son abandonados por sus ectoparásitos, las pulgas, con el consiguiente riesgo sanitario.
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